miércoles, 25 de febrero de 2009

A Más CO2, Más Mercurio Acumulado en las Raíces de los Arboles

La creciente contaminación por mercurio ha llevado a las autoridades sanitarias a recomendar la reducción del consumo de pescado en algunos lugares, pero el problema del mercurio podría agravarse en un mundo más caliente, al pasar también a afectar a la vegetación de manera significativa. Así lo sugiere un nuevo estudio.

La botánica Sue Natali (Universidad de Florida), autora principal del estudio, comparó los niveles de mercurio en el suelo ocupado por árboles en crecimiento, unos en una atmósfera de aire "fertilizado" con dióxido de carbono (CO2) y otros creciendo en aire "normal". El contenido de CO2 (principal gas de efecto invernadero) en la atmósfera, ha aumentado en casi un 40 por ciento desde el comienzo de la revolución industrial, y se espera que lo siga haciendo a menos que se supriman o se reduzcan drásticamente las emisiones de las centrales termoeléctricas y de otras fuentes.

Este fue el principal hallazgo de Natali: Las muestras de suelo en un ambiente enriquecido con CO2 contenían casi un 30 por ciento más de mercurio, aparentemente porque el suelo tenía una mayor capacidad para atrapar y retener el mercurio que el suelo expuesto a las condiciones ambientales que son normales hoy en día.

Ciclo del Mercurio

Por un lado, esa mayor capacidad podría frenar la velocidad de transporte de mercurio desde la tierra hasta el agua, la ruta principal a través del que llega este peligroso metal a la flora y fauna acuáticas, incluyendo a los peces, lo que representa un riesgo para los seres humanos que los consumen. Por el otro, significa que aún cuando las autoridades prohíban o restrinjan en gran parte las emisiones de mercurio, el metal seguirá siendo una fuente de contaminación durante un largo tiempo.

Las emisiones globales de mercurio oscilan en la actualidad entre 4.400 y 7.500 toneladas anuales, según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos. Fuentes naturales, como los volcanes, aportan casi la mitad de esa cantidad, en tanto que las centrales termoeléctricas alimentadas con carbón, los hornos de fundición y las incineradoras, aportan el resto.

Cuando el mercurio es emitido al aire, regresa a la tierra arrastrado por la lluvia. Algunas bacterias y otros procesos naturales lo convierten en metilmercurio, en los lagos, ríos y mares. El metilmercurio o metilo de mercurio, se incorpora a la cadena alimentaria, siendo la carne de los grandes peces depredadores la que lo contiene en mayores proporciones. Es por ello que el gobierno federal de Estados Unidos recomienda que el pez espada, el tiburón, la caballa, o el lofolátilo no sean consumidos por las embarazadas, los niños, o por otros grupos considerados vulnerables.

Desde hace mucho tiempo, los científicos saben que a la sombra de los árboles el contenido de mercurio en los suelos es mucho mayor, alcanzando un valor promedio de concentración de mercurio cuatro veces mayor que el existente en terreno abierto.

Esto ocurre porque los árboles extraen con eficacia este metal venenoso del aire.

Los científicos también han demostrado repetidamente que un aumento en las concentraciones atmosféricas de CO2 aumenta el crecimiento vegetal. Natali comenzó su investigación para verificar si ese proceso podría tener algún efecto sobre la contaminación con mercurio y con otros metales.

Fuente:

www.amazings.com

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